La razón técnica se encarna hoy en las Tecnologías de la Información y la Comunicación y en sus efectos en la transformación de la producción y transmisión del saber. Con ella se insta a sustituir -en las sociedades postindustriales-, a la antigua mano de obra por un nuevo capital humano fundado en el conocimiento. En el camino hacia esta sociedad cohabitan los antiguos discursos ilustrados junto a la exigencia de una formación permanente que hace del conocimiento un valor de cambio. En esta situación y alejándonos tanto de un discurso que demoniza la técnica como de los discursos complacientes que hacen de ella la panacea para todos los males, interrogamos de nuevo nuestra relación con la técnica y sus nexos con el sistema económico, político y social en el que se encuentra.