Deirdre de Rivenloch no teme a los hombres, no se asusta con el estrépito del acero y no se deja amedrentar por asedios o amenzas. Sin embargo, cuando se ve obligada a casarse con sir Pagan Cameliard, descubre un tipo de enemigo contra el que no sabe cómo luchar: un marido que transforma su resistencia en pasión y su rabia en una dulce entrega.
Sir Pagan se ha prometido a sí mismo que conseguirá superar el mayor reto al que se ha enfrentado jamás: vencer a su batalladora esposa en los duelos matutinos que disputan y hacer que caiga rendida en sus brazos cada noche. Está decidido a conquistar el corazón de Deirdre, incluso si para lograrlo tiene que entregarle el suyo.