Argumento de Las Estaciones del Corazón
Una nueva idea, una palabra de consuelo, un reto, un rayo de esperanza... para cada día del año. Según el propio autor, cuando leyó la versión final del libro, llegó a ruborizarse, porque era consciente de las discrepancias entre lo que decía y su modo de vivir. Era consciente, por tanto, de la necesidad de advertir al lector que los ideales presentados en esta selección son para él precisamente eso: ideales. «Por desgracia, no los he hecho realidad. Pero ruego al lector que sea paciente, porque "Dios aún no ha acabado conmigo"».1