Afuera, en Londres, acá y allá, en todos los distritos tomados militarmente, se escuchaban a veces ráfagas de disparos. Eran ejecuciones sumarísimas de personas que no aceptaban el electroencefalograma... o que daban un resultado negativo en su examen cerebral. Eran víctimas de la guerra que acababa de empezar. Y que nadie sabía cuándo ni cómo iba a terminar, alguna vez en el futuro...