En 1938, el anarquista Julián Carbonell llegó a un pequeño pueblo de Aragón con un objetivo. Sin embargo, conoció a Inés, su dulzura e inocencia hizo que cambiase su vida y forma de pensar. Se enamoró locamente de ella. Su amor era fuerte y puro como el agua cristalina, pero sus caminos estaban predestinados al fracaso. Por culpa de la guerra, tuvieron que vivir separados. La vida no es un camino de rosas, si no de espinas punzantes. Un amor apasionado que a pesar de la distancia, perdura a través de los años en el recuerdo de su memoria. Narra la diferencia que hay entre ricos y pobres. Ensalza lo hermosa que es la amistad en todo momento y más todavía en tiempos difíciles, porque, tener una amistad verdadera, es lo más valioso que pueden darte. Es una historia dramática, llena de casualidades, de tragedias, con sus amores, sus desamores, virtudes, defectos y orgullo, ese maldito orgullo que a veces ciega hasta llegar al punto en el que es muy tarde volver atrás. Una conmovedora historia en la qué dan vida tres generaciones: la primera, viviendo del recuerdo de un amor lejano. La segunda, con pasiones desmedidas por querer tener, un estatus social al cual no pertenece. Y la tercera, paga los errores de ésta última, haciendo que su vida se desmorone y se rompa en mil pedazos.