«El formato del relato resultó ser el más apropiado a la publicación por entregas», explica Juan Antonio Molina Foix, traductor y editor de El Canon, en la introducción a este volumen. «En cada uno se contaba una aventura completa de la pareja protagonista pero se establecían alusiones y relaciones entre todos ellos... La brevedad de los textos obligó a Conan Doyle a desarrollar una eficaz economía de medios, basada en su innegable habilidad para reflejar una atmósfera y describir unos personajes con unos pocos brochazos... Londres sigue siendo el topos idóneo para estas aventuras, que transcurren casi siempre entre intrincados, sombríos y desiertos callejones, malolientes tabernuchas, fumaderos de opio y hoteles de lujo, sin que falten los habituales paseos en todo tipo de coches de caballos».