A sus veinte años, Lydia Harkness no cose ni toca ningún instrumento musical propio de señoritas; tiene ideas propias sobre cómo lavar la ropa y considera la cocina un agujero donde no la verán demasiado. En cambio, y contra lo que cabía esperar en 1850 de una jovencita de Illinois, le encanta montar a caballo, atravesar a nado los ríos, preparar trampas y prefiere con mucho la vida libre y azarosa de la frontera con el Oeste. Tal vez por eso se casa por sorpresa, para gran alivio de sus hermanas, con Thomas Newton, un antiesclavista que se dirige al estado de Kansas para organizar en secreto grupos abolicionistas. En su nuevo papel de esposa de colono, la ahora señoraNewton verá más que colmada su sed de emociones fuertes, pues pronto habrá de defenderse de la violencia de los esclavistas y los cuatreros, y deberá enfrentarse a las desconcertantes paradojas de cualquier relación humana.
La elocuente descripción de personajes de leyenda y la constante presencia de un humor inteligente, no exento de una melancólica tristeza, acercan esta novela a las mejores narraciones de MarkTwain.