En tal estado de ánimo se encuentra el comisario cuando una llamada de Catarella lo obliga a zambullirse en la investigación de un crimen. Ha aparecido el cadáver desnudo de una joven, y la única pista sobre su identidad es un tatuaje en la espalda que representa una pequeña esfinge, una mariposa nocturna. Cuando la imagen se difunde por televisión, Montalbano y sus ayudantes irán tirando de un hilo que los conducirá hasta La Buena Voluntad, una asociación benéfica respaldada por importantes personajes cuya aparente misión es redimir a chicas de la calle y guiarlas por el buen camino. Sin embargo, al comisario más famoso de Italia las buenas intenciones de la asociación enseguida le huelen a chamusquina, cosa que irremediablemente lo mete en un buen lío cuando su jefe le recrimina investigar a personalidades intachables. Pero el olfato de Montalbano puede más que la prudencia de sus superiores, lo que lo llevará a vérselas con nuevas y crueles manifestaciones del crimen organizado.