Veamos que es esta curiosa palabreja: «Elevación de una cosa sobre lo que está alrededor o cerca de ella» –nos dice el diccionario de la Real Academia. De la definición deducimos que cuanto más prominente sea una montaña más destacará de cuanto la rodea. Estamos en lo cierto. Algunos de los dosmiles o tresmiles de los listados tradicionales son simples elevaciones en la cresta principal, casi no deberían tener la categoría de picos porque por algunos de ellos se pasa a veces sin que tengamos conciencia de ello. Y sin embargo, si subimos a los más prominentes, casi siempre tendremos la sensación de haber hecho algo «grande», nos sentiremos satisfechos con la actividad realizada.
Tras subir a cada uno de los picos de este libro veréis que son los más significativos de cada cadena, están bien situados, son magníficas atalayas, miradores de primera. Simplificando un poco la explicación, son los techos de las islas que irían surgiendo si algún día se elevara el nivel de las aguas en nuestra geografía. Para saltar de una isla a la siguiente más alta tendríamos que bajar un gran desnivel antes de enfrentarnos a la nueva cuesta.
En estas páginas encontraréis información detallada para subir a cada una de las 100 cumbres más prominentes de la Península Ibérica, y además veréis direcciones de Internet en las que aparecen listados similares de otras muchas zonas del globo terráqueo. Descubriréis que ya hay mucha gente «adicta» a este curioso concepto porque la prominencia es, y sobre todo será, una herramienta vital para determinar la «estatura» real de cada montaña, al compararla con cuantas tiene a su alrededor. Aplicando este criterio podréis construir listados de rincones concretos de cada macizo o provincia. La prominencia es, al fin y al cabo, una nueva disculpa para seguir cabalgando por nuestras montañas, y conocer así más a fondo nuestra geografía.
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