En un sexto piso sin ascensor del barrio parisino de Belleville una vieja prostituta judía, atormentada por los recuerdos de Auschwitz, acoge a los hijos no deseados de sus antiguas compañeras en una pensión clandestina. La mirada de Momo, un pequeño musulmán que no ha conocido a sus padres, denuncia la sordidez del mundo que le rodea, mientras asiste a la ineluctable degeneración de la única persona a la que ha querido. La ironía y el humor, la ingenuidad y la ternura son el contrapunto de un relato que desgarra al tiempo que conmueve, una reflexión sobre la soledad, la decrepitud y el poder enajenante del miedo. La vida ante sí (1975) obtuvo el premio Goncourt sin que el jurado supiera que, bajo el seudónimo de Émile Ajar, se ocultaba el escritor Romain Gary, que ya había sido merecedor de este galardón en 1956 por su novela Las raíces del cielo. «Es tarde para muchas cosas, pero no para descubrir a Gary.» El Periódico