Isabel camina desde su adolescencia por la terrible senda de la duda. Nunca tuvo claro cuál era su inclinación sexual y nunca se atrevió a probar. El miedo al qué dirán de su familia, vecinos y amigos la mantienen cautiva en su decisión. En un verano se conesa a su amiga, ésta le anima a que beba de ambas fuentes y una vez degustadas tome una decisión denitiva, que será la única forma de darle descanso a su mente. Nadie como su madre para impedirle la felicidad que a esa edad corresponde. Una continua persecución agobia a Isabel. Las sospechas de su madre convierten su vida en un infierno. Efectivamente, hace caso a su amiga, prueba de ambas fuentes, la decisión no será su felicidad. Una serie de extorsiones, muertes, violencias e inquietudes envuelven a esta novela en una intriga interminable.
Con esta historia se pretende gritar a los vientos que la libertad es el gran derecho del que nadie nos debe privar; que cada cual es como es y que nadie es nadie para juzgar a los demás. "Quién soy yo para juzgar a nadie", dijo el Santo Padre. Haz con tu vida lo que quieras, pero siempre respetando a los demás.