El discípulo, cuando ha entrado en el sendero de la realización espiritual, aprende a desplazar el interés que había centrado en el Ser objetivo hacia su Ser interno, cuyo control se va afirmando progresivamente y lo introduce en nuevos campos de consciencia. En cierto modo esculpe su personalidad, para que se convierta algún día en el instrumento privilegiado de su alma. En esta obra, que es la continuación lógica de La técnica del Maestro, el autor analiza los diferentes aspectos de esta alquimia espiritual, expone sus requerimientos y nos enseña la importancia que tiene el servicio y la función exacta que deben cumplir la voluntad y la iniciativa del discípulo.