Los movimientos sociales son agentes activos del cambio social y para entender los cambios que producen deben tratarse como variable independiente. Ello conduce a considerar tanto las estructuras de interacción que posibilitan la acción y la persistencia de los movimientos sociales como los cambios que generan en su interior y en la sociedad. Pero los movimientos sociales no son completamente independientes ni de los recursos disponibles ni de los contextos en los que llevan a cabo su acción. Estas estructuras de interacción implican praxis entre actores sociales. La movilización social en el caso español presenta características estructurales propias frente a otros países del entorno: la transición política de un régimen dictatorial a otro democrático; un período de marcada efervescencia política durante el que la movilización adquiere un notable protagonismo; las tensiones y diferencias territoriales que han sido tanto factor de movilización en sí mismas como apoyo o freno para otras demandas, y la presencia del terrorismo y su intento de imponer a la sociedad una determinada configuración política mediante el uso de la violencia. La presente obra aporta otros dos elementos de relevancia: la prolongación del trabajo de campo a lo largo del tiempo, cuyo contenido se ha visto influenciado por elementos coyunturales, pero que ha permitido reconstruir los pasos y procesos sociopolíticos durante el transcurso de dos generaciones de activistas; y la pluralidad de movimientos sociales estudiados: etnolingüístico, feminismo, ecología, pacifismo y antimilitarismo.