Una vez más, la preocupación por la seguridad ocupa el primer lugar en la agenda internacional. Los actos terroristas y las peligrosas reacciones que provocan se alzan como víboras desde un nido tejido por la pobreza, la desigualdad, la delincuencia internacional, la difusión de armas mortíferas, los movimientos masivos de población, los desastres naturales, la degradación de los ecosistemas, las enfermedades infecciosas nuevas y reemergentes y la competencia encarnizada por la tierra y los recursos. Para construir la seguridad mundial, estos «problemas sin pasaporte» deben entenderse como riesgos y vulnerabilidades comunes a todos los países.
Las políticas gubernamentales que buscan la seguridad principalmente por medios militares, sin ocuparse de las amenazas subyacentes, desencadenarán una caída en una espiral de violencia e inestabilidad. Las políticas que derivan de una nueva forma de entender la seguridad mundial pueden evitar estos peligros y promover alternativas constructivas. Los autores de La situación del mundo 2005 sugieren que para sentar las bases de la paz y la estabilidad debemos superar la dependencia del petróleo, cultivar la seguridad alimentaria, gestionar los conflictos por el agua, contener las enfermedades infecciosas, avanzar hacia el desarme y colaborar más allá de las fronteras para lograr un mundo sostenible.
«El análisis más detallado, actualizado y accesible sobre el medio ambiente mundial». E.O Wilson, biólogo ganador del Premio Pullitzer