Jana Portaceli, la Flor de los Primeros Días, a cuya captura se aplican con fiereza oscuras y poderosas fuerzas que mueven los hilos del poder en las naciones de Santallaah, consigue arribar a las costas del continente thanio tras huir precipitadamente de Rowingal, capital del reino-isla de Galathor. La acompaña una comitiva de custodios dirigidos por el capitán Santho, un veterano soldado fontanario atormentado por sus brumosos orígenes y por el descubrimiento de que los seres de la oscuridad, que parecían desterrados a los cuentos infantiles, están volviendo a despertar. Su misión consiste en llevar sana y salva a la muchacha hasta la seguridad de un desconocido preceptor, tarea que le ha sido encomendada por Jolan el Mago, un extraño miembro de las compañías ambulantes de cómicos y prestidigitadores que recorren los caminos, trágicamente desaparecido en el incendio del Teatro Cómico del Puerto de Rowingal, donde se habían cobijado.
Mientras tanto, alguien sin memoria ni recuerdos, con un curioso parecido con el ilusionista desaparecido en aquella tragedia, aparece de repente muy lejos de allí. En las calurosas y viejas tierras de Mekrine, cerca de las costas meridionales de Santallaah. Allí, mientras se repone y sana su cuerpo y va recuperando algún recuerdo, Jolan el Caminante descubre que mujeres poderosas de Mekrine lo reconocen del pasado. Sisponis, comandante de la Guardia Anular y Protectora del Reino y Thenis de Ankamariah, respetada e influyente dama de los Colegios Sacerdotales. Junto a ellas emprende un largo viaje remontando el majestuoso río Kut para adentrarse en el interior del misterioso continente Scirio.
Ambas tramas se desarrollan en paralelo. Santho, Jana y sus compañeros, viajando hacia el norte agreste y salvaje en busca de alguien a quien se conoce como Jaan Tamaarz; y Jolan, reconstruyendo lentamente su memoria, se interna en un territorio asolado por el miedo y por una oscura plaga que anuncia el despertar del mal del pasado, un ejército tenebroso de servidores de Krat, el dios ciego.
Entretanto, el caos y las revueltas prenden en las civilizadas y desiguales sociedades thanias del norte de Santallaah, el mar central.