?Las personas no se pertenecen a sí mismas así como tampoco a quienes más las sueñan y más las añoran. Las personas, de hecho, no pertenecen tampoco a quienes las dejan soñar y, con ello, las dejan ser y vivir a plenitud. Las personas pertenecen, desde lo más profundo de sí mismas y sus nervaduras interiores, a los caminos que ellas han decidido seguir en sus vidas?. Esa, como bien se lo puede imaginar una mirada con ciertos matices seductores, es la filosofía de un aventurero, un aventurero un poco fuera de lo común que debe rescatar a una mujer y vengar a otra que ha sufrido una muerte ominosa. Un aventurero que se desenvolverá entre los pliegues de las más diversas e intensas pasiones. Un aventurero que se desenvolverá entre los perfumados y verdes vapores de una geografía eterna. Una geografía exótica y sugestiva en donde las hojas trazan caminos en el aire justo cuando caen. Una geografía en donde las andaduras del alma se tropiezan con algunas lujuriosidades y bellezas extremas.