El Evangelio es una recopilación de recuerdos. O mejor, el Evangelio es el recuerdo peligroso de la libertad. Porque este recuerdo se refiere a aquellas tradiciones en las que nació el anhelo de libertad (J. B. Metz).
La libertad que cuestiona todas nuestras opresiones, nuestros miedos, nuestros desalientos y nuestras cobardías. Y también nuestras seguridades. Por eso el Evangelio es memoria subversiva, que nos descubre horizontes insospechados de libertad y autenticidad. Sólo así podremos recuperar el significado y la práctica de la Religión de Jesús.