Así como la Ecclesia semper reformanda est, de igual modo la Curia romana ha necesitado siempre ser reformada. Existe, sin embargo, una dificultad evidente: el Nuevo Testamento no nos ofrece ningún modelo claro de la Curia papal ideal a la que podrían remitirse sus reformas. Así que con este tema nos adentramos en la compleja relación entre la Escritura y la Tradición. Este artículo se divide atendiendo a cinco períodos: el primer milenio hasta el comienzo del cisma entre Oriente y Occidente en 1054; la Edad Media hasta 1300, un período en el que se produjo un crecimiento notable de la Curia papal; la Baja Edad Media, que comienza con el papado en Aviñón y llega hasta el Renacimiento; la Contrarreforma y sus consecuencias; y, finalmente, desde la pérdida de los Estados Pontificios en 1870 hasta nuestros días. En la breve conclusión se comenta la extraordinaria naturaleza de la Curia romana: es «la burocracia que más ha durado en toda la historia del mundo».