La línea recta del marketing ha cambiado; ya no son las empresas las que labran unilateralmente la historia. Sólo la reconciliación de la marca con el consumidor augura una verdadera innovación y, con ella, una elevación de los mercados y el consumo al siguiente nivel. Un nivel en el que se compra y se vende, sí, pero también en el que se elaboran estrategias que toman realmente en cuenta a las personas; planes que no olvidan que tenemos mucho nuevo que crear, pero también mucho que conservar; ideas que llamen a otras ideas para poder satisfacer necesidades nuevas