Lazarus gobernaba su reino con un objetivo: formar su ejército y aniquilar a sus enemigos. No había nada que pudiera distraerlo, hasta que llegó Cameo y se dedicó exclusivamente a buscar algo que la hiciera sonreír. y que le permitiera seducirla.
Fuerzas oscuras conspiraban contra ellos y amenazaban con la destrucción del frágil vínculo que habían creado, y Lazarus empezó a volverse loco. Cada uno de sus besos y de sus caricias conseguían que Cameo se tambaleara al borde de la felicidad. Sin embargo, si caía, corría el riesgo de olvidar a Lazarus para siempre.