El viajero el caballero venía como adormecido, y el caballo dio unpequeño resoplo tal vez de cansancio, el jinete se despertó.Ya estaban cerca de la ciudad, y el camino real, serpenteaba,para alcanzar las colinas de San Pedro y las Rodeas,abrió los ojos, estiró su espalda y sacó del camino al caballoapeándose bajo un destartalado y viejo almendro. No sabíalas horas que había tardado desde que salió de Guadix, peroaún al cuerpo no le pedía alimento y al caballo lo notabafresco, por lo que decidió andar un poco más llevando a Landero de su mano.