Como si el tiempo y el paisaje reflejaran ese estado de ánimo del comisario, una lluvia pertinaz y copiosa cae sobre Vigàta e inunda sus calles y sus campos. En un solar abandonado, que el agua ha transformado en un lodazal, el cadáver del joven contable Giugiù Nicotra aparece con un disparo en la espalda. La investigación del asesinato exige todo el ingenio de Montalbano y sus ayudantes, y a medida que el comisario va aclarando el enigma, surge otro tipo de fango, el de los favores, las contratas amañadas y las concesiones fraudulentas. Montalbano no está dispuesto a mirar hacia otro lado y, fiel a su carácter, no cejará hasta llegar al fondo de la cuestión; sin embargo, hay algo que no encaja: ¿por qué la víctima se arrastró para morir dentro de un tubo de canalización del agua?
«En las novelas de Andrea Camilleri se respiran los espacios, el sentido del humor y la desesperación que llenan el aire de Sicilia.» Donna Leon