El periodo comprendido entre mediados del siglo XVI e inicios del XVII, especialmente convulso e inestable, contó en la diócesis valenciana con el problema morisco como agravante. Diversas medidas se tomaron con la intención de aculturar este colectivo, jugando el arte un papel relevante. Este libro analiza las diferentes corrientes de pensamiento que influyeron en el desarrollo de la pintura en este periodo y aporta una visión social del hecho artístico en la Valencia de la Edad Moderna.