Argumento de La Noche Era Joven y Nosotros tan Hermosos...
«Algo se había perdido y nada volvería a ser lo mismo.» En La Habana de los años cincuenta, mientras se gesta la revolución que cambiará para siempre las formas de vida de la isla, Víctor, un acomodado hombre de mediana edad casado y con dos hijos vive una transformación no menos trascendente: su cambio de orientación sexual. A partir de un suceso accidental: la muerte de un oficial de Batista en un atentado contra la comisaría de policía de Guanabo, otro agente, su compadre el teniente Salgado, intenta vengarlo. Para ello utilizará el chantaje y la coacción para implicar a Víctor en la pesquisa y posterior persecución. Un macabro juego, una endemoniada trama que consiste en «espiar al espía» y destruir, de paso, vidas inocentes como la de Pepón, el mejor amigo de Víctor. Las tres partes en las que está dividida la obra llevan el título de «diálogos»: del reencuentro, de la caída y de la muerte. Y es justamente en los diálogos donde Reguera Saumell delata su relación con el teatro y el cine, en la reproducción de una oralidad fluida e intensa que sirve al autor para hablar de los cambios en una isla que permanece perdida en su laberinto.1