Judd no había disfrutado demasiado sus años de universidad porque no era precisamente popular y, además, se había enamorado de la guapísima Lucy. Diez años después, las cosas habían cambiado mucho. Se acercaba la reunión de antiguos alumnos y Judd se había convertido en un sexy investigador privado. Pero entonces tuvo que volver a su apariencia de la facultad para atrapar al prometido de Lucy por un delito de malversación de fondos, lo que no le hizo ninguna gracia. Era demasiado difícil trabajar sin fantasear con la mujer de sus sueños. Su única esperanza era que Lucy olvidara su aspecto y se enamorara del hombre que había dentro de él.