En torno al lecho de doña Obdulia y a su herencia desfilan personajes que el autor retrata con humor cáustico, lúcido e implacable: María Antonia, baronesa de Bearn, elegante, discreta y arruinada; Remedios Huguet, fiel e interesada compañía; María Gradolí y sus dos hijas, feas y murmuradoras. Pero también Aina Cohen, la poetisa ambiciosa y reprimida que representa a la rancia Escuela Mallorquina; o el marqués de Collera, paradigma del político incompetente. Las voces de un mundo crepuscular, anacrónico y evanescente.
La publicación en 1931 de esta magistral narración felliniana la primera del autor de Bearn, enfrentó a Llorenç Villalonga con parte de la sociedad de la isla, que la recibió como una sátira contra nombres propios e instituciones de la época. El tiempo ha convertido a sus personajes en inolvidables arquetipos literarios y a la novela en una indiscutible obra maestra.
«La muerte de una dama es una de las cimas de nuestra novelística contemporánea, tanto más vistas cuanto más aisladas: a medida que se ensancha la perspectiva del tiempo, destaca más y más en nuestro horizonte literario», Joan Sales
«Llorenç Villalonga, o la inteligencia», Jaume Vidal Alcover