Tuvo visiones místicas del infierno y de su propia canonización. La Iglesia tardó en valorar la importancia de su mensaje, pero finalmente se difundió por todo el mundo, tal y como el Señor quería.
Su culto fue particularmente querido por Juan Pablo II. Beatificó a Faustina en el año 1993, la canonizó en el 2000, instituyó una fiesta para la Iglesia universal en la que él mismo fue canonizado y consagró el mundo a la Misericordia Divina en el 2002.
"¿Quién eres, Faustina? ¡Esta biografía es la respuesta! La autora estuvo buscándola durante varios años de incansable y emocionante trabajo. Transmitamos también nosotros el testimonio que santa Faustina dio de Jesús Misericordioso". Card. Franciszek Macharski.