La presente novela es buena muestra de humor astracanado. También de las conductas caprichosas de los poderosos cualquiera que sea su ámbito de actuación. El lector encontrará en ella una parodia del proceder de personajes rurales perfectamente identificables en el contexto de la política nacional. Sus hilarantes episodios suceden en un escenario conocido por muchas personas que viven en núcleos urbanos menores. Las formas de la ?pequeña? política, resultan extrapolables en la ?grande?. En todo caso reflejan la particular forma de entender el ejercicio de sus actividades por algunos hombres (y mujeres) públicos, electos o no. ¡Que Dios nos coja confesados! (Con perdón)