Pedro Estaún Villoslada (Madrid, 1948) pasaba todos los veranos en Biescas, el pueblo de su familia, y desde muy joven empezó a realizar ascensiones a aquellas montañas del Pirineo. Estudió la carrera de CC. Físicas (Geofísica) y años después se ordenó sacerdote. PRIMERA PARTE: ADMIRA LO CREADO II. La llamada de la montaña III. Una escuela para la vida IV. Luces y sombras SEGUNDA PARTE: ALABA AL CREADOR VI. Un camino para encontrar a Dios VII. Gloria a Dios en las alturas VIII. La trascendencia en los libros de montaña EPÍLOGO
INTRODUCCIÓN
I. Un mundo lleno de belleza
1. La contemplación de lo creado
2. Una reconfortante terapia
3. ¿Por qué algunos no gozan con la naturaleza?
1. Una razón para subir montañas
2. El montañismo no es cosa de locos
3. Animar pero no forzar
4. Paseantes, caminantes y excursionistas
5. Riesgo y peligro
1. Formación de la voluntad
2. Lucha
3. Tenacidad
4. Una limitación vencida
5. Compañerismo
6. La alegría de una ayuda
7. En momentos de tristeza
8. Recompensa de un trabajo
9. La lucha de cada día
1. Un alivio para las penas
2. Historias románticas
3. Primer y último amor
4. Las montañas divierten pero no dan calor
5. No es fácil llenar el corazón
6. Amnesia total
7. La otra cara del Himalaya
8. En todas las cordilleras
9. La ética de las grandes expediciones
10. Dudas y mentiras
V. Carácter «sagrado» de la montaña
1. Para la gloria de Dios
2. El cántico a la creación
3. Ante «la Mer de Glace»
4. El mundo narra la gloria de Dios
5. La montaña en los textos sagrados
6. Jesucristo admirador de la naturaleza
7. Jesús y la montaña
1. El silencio de la naturaleza
2. En los momentos comprometidos
3. Cristo en la cumbre
4. Una imagen repuesta
5. La Virgen del Aneto
1. Eucaristías en la montaña
2. Misas en el Pirineo
3. ¡Viven! El triunfo del espíritu humano
4. Tras un aparatoso accidente
5. Para dar gracias por la paz
6. El paso del Gran San Bernardo
7. Belenes en las montañas
1. Panteístas y ateos
2. Una nebulosa de pensamientos
3. Una ocasión para formular preguntas
4. Un sentimiento común