Howard Philips Lovecraft (1890-1937) nació en Providence y su vida transcurrió en el seno de una rancia familia de Nueva Inglaterra. El refugio en sus mundos oníricos lo salvó de una infancia demasiado agobiante, un sudario que momificaba su cuerpo. Para Lovecraft, el mundo era algo ajeno contra lo que había que defenderse y, por eso, era necesario ser conservador, y soñar con una nueva raza o ideal. Lovecraft fue un erudito de saberes prohibidos y libros malditos como el Necronomicón, en los que utiliza un lenguaje barroco y obsesivo que sugería un terror ajeno y, a la vez, fascinaba por esa familiaridad encarnada.