En primer lugar, porque, mientras que la mayoría de los escritos apócrifos en siríaco son traducciones de textos originales griegos, éste es un documento escrito originalmente en siríaco.
En segundo lugar, porque nos ha conservado algunas de las leyendas acerca de Jesús, que alcanzaron gran difusión en las iglesias de la antigüedad: las cartas intercambiadas por Abgar, el rey enfermo de Edesa, y Jesús; la leyenda del retrato de Jesús, la leyenda de la vera crux, cartas intercambiadas entre Abgar y Tiberio, etc.
Finalmente porque supone una ayuda inestimable para conocer el nacimiento y el desarrollo del cristianismo en el área de Mesopotamia y la Siria oriental a partir del siglo II.