«Solo puedes morir una vez, decían los chicos. Pero no era verdad. Él era la prueba», reflexiona el abogado Alonzo D. Emmerich en La jungla de asfalto.
En esta novela coral de delincuentes y malhechores que planean el atraco perfecto, todos los personajes experimentan varias muertes: cada fracaso, cada pérdida de la esperanza y cada golpe de la fortuna representa un paso más hacia la muerte en vida que es la existencia en esa ciudad sin nombre del Medio Oeste americano inmersa en la corrupción y la bajeza moral.