La Invalidez de la Ausencia cierra el Ciclo de Sinaloa, formado por los siguientes libros: Buraco del Sueño, El Aire de tu Vuelo, En Prenda de la Vida Mía, El Silencio de las Sombras y La Habana Dulce Son. Antonio Martín Cepero, ha tenido que recorrer ese camino interminable en la búsqueda de una voz con la cual contar su intimidad. Un recorrido dominado por la confusión, el olvido, las ausencias, la muerte, ? que han moldeado sus versos a lo largo de casi treinta años, desde Leve Instante del Alba, hasta La Invalidez de la Ausencia. Antonio nos cuenta una historia de lo fortuito del amor, de cómo va llenando o vaciando estancos, de cómo la vida cierra la puerta a las ilusiones y de cómo no logra entenderlo, a pesar de encantamientos y de una engañosa resignación. Antonio revela esa dualidad que sabe que los recuerdos que habitan ese fantasma bienamado nunca se alejará. Porque la ausencia siempre es un vacío que nunca se llena y en ella siempre se muere un poco. La Invalidez de la Ausencia es la reincidencia en el inútil afán por exorcizar el suplicio de su lenta agonía, y dejar que los días terminen por llevarse un aroma, que lo asalta. Es una historia de la identidad entre quien se va y se queda porque sabe que no regresará aunque la espere. Ella no regresará jamás. En el final de sus textos, nos revela su más íntima certeza: saber que nada se va del todo, y sólo se consigue un poco de sosiego: «Tendré que elegir la muerte tras años/ de penas que me arraigan a esta tierra/ donde los recuerdos perviven en urnas/ apolíneas que sosiegan mis miedos». Francisco Uribe Beltrán, Navolato, Sinaloa.