En noviembre de 1994, los medios de comunicación informaron de que el collar del Toisón de Oro que el Rey había concedido al emperador japonés Akihito se había perdido durante el vuelo de la Compañía Iberia Tokio-Moscú-Madrid. Comentando esta noticia en una tertulia radiofónica, un periodista afirmó, más o menos literalmente, que qué malos consejeros debe tener el Rey puesto que esta concesión, que tenía que haber hecho directamente, se hizo mediante R.D. refrendado por el Presidente del Gobierno.