Bien lo saben, y lo padecen, los profesores, humillados social y económicamente, llamados a menudo a compensar las deficiencias de educación de las familias, pero cuya soledad ante la ya de por sí difícil tarea educativa se ve agravada por la desintegración del pacto generacional, que los enfrenta a una alianza, hasta hace veinte años impensable, entre alumnos y padres.
Frente a un modelo escolar basado en la tríada de informática, inglés y empresa, en la filosofía de las competencias, en el fácil acceso a la información, Recalcati defiende la Escuela como centinela del erotismo del saber, como lugar de resistencia contra el hiperhedonismo contemporáneo, reivindicando el papel del maestro-testimonio que sabe abrir nuevos mundos a través del poder erótico de la palabra y del saber que ésta es capaz de vivificar en los alumnos.