Ninguna vida es igual a otra. Pablo parece encontrarse en el mejor momento de la suya; tiene una profesión que le gusta, una cómoda situación económica, una mujer que le quiere y dos hijos a los que adora. Pero hay algo a lo que Pablo no consigue resignarse, la rutina, lo cotidiano, son conceptos que no cuadran con su forma de ser. Su insaciable curiosidad por conocer a las personas, por penetrar en sus mentes, incluso en sus almas, le lleva a rozar el límite en sus relaciones con las mujeres. Lo hace de forma instintiva, sin premeditación, jugando a veces en una delicada frontera que finalmente se rompe, y le despierta de su letargo. A partir de aquí, su cómoda burbuja familiar se convierte en un aire irrespirable, su alma sufre, por él, pero, sobre todo, porque las decisiones que debe tomar, harán daño a aquellos a los que más quiere. Las dudas, el amor, el rencor, el odio, la esperanza, la comprensión, serán sentimientos que no le abandonen mientras intenta, simplemente, amar, ser feliz, sentirse él mismo...