La Genealogía de la Moral, muestra que los sentimientos morales y religiosos, considerados por los filósofos y teólogos como valores en sí mismos, pueden ser abordados y leídos desde una perspectiva histórica que muestra su carácter temporal, sus accidentes, sus condiciones de surgimiento y funcionamiento. Gracias a ello, la Genealogía..., se convirtió en la crítica más lúcida de los valores morales pues venía a mostrar un origen no divino, quitando el velo bajo el cual se disimulaba su sordidez y con ello, los propósitos de dominio a los cuales servía. Así, Nietzsche mostraba que la moral, apreciada como valor trascendente y esencial, no era sino una creación humana, demasiado humana. Lejos de ser el producto de una revelación divina, utilizó este pretexto para falsear su verdadero designio. La Genealogía..., a medida que despliega su rigor y meticulosidad, muestra que la moral no es sino uno de los nombres que asume el rechazo al instinto, al deseo, al cuerpo, del cual se avergüenza.
La Genealogía..., le restaura fuerza, su vigor; denuncia la vasta operación de encubrimiento que agazapa tras el nombre de moral, y viene a descubrir que su fundamento no descansa sino en una paradoja: nada más inmoral que la moral misma.