Se abren ante ti dos caminos: o bien ignorar lo que te ocurre y seguir dormido, o bien replantear las circunstancias que te han llevado hasta aquí.
Esta última opción es la que escoge el protagonista de esta historia, y podría considerarse como una bajada voluntaria a los infiernos personales.
Una serie de hechos dejan al protagonista en un estado de aparente raquitismo existencial, de pobreza personal, de carga autodestructiva máxima y, ebrio en mitad de la nada, su vida se convertirá en un monstruo de dos cabezas: una de ellas es fatalista y se somete a razones más allá de sí misma; la otra cabeza, en la medida en que no puede explicar lo absurdo de su situación, es, naturalmente, mística.
Con profundos mensajes humanistas, a favor de la diversidad cultural de los pueblos de la tierra, por la solidaridad, el respeto por el medio ambiente y el replanteamiento de los valores éticos de la sociedad en que vivimos, esta novela se enmarca en una corriente de pensamiento que busca encontrar nuevos sentidos al camino que todos recorremos.