Corren los penosos años cincuenta en una ciudad de provincias sumida en la penuria y el olvido. Los integrantes de una peculiar Cofradía --más encaminada a lo etílico y a lo esotérico que a los rigores de la penitencia-- inician una noche una disparatada aventura, dirigida al hallazgo de una mítica fuente de aguas virtuosas, de la que un día bebió, a lo que parece, un eximio canónigo de dilatada memoria.
La aventura de los cofrades marcará la línea simbólica a partir de la cual se abrirá una vía de escape del mundo estrecho y ramplón que les rodea. Y ese será, naturalmente, el tema sustancial de la novela: el enfrentamiento entre la vida real y la imaginaria, la lucha entre el disparate --teñido también de inocencia-- y lo convencionalmente establecido por una sociedad sin imaginación.