"Las piezas de que está armado este libro tienen tanta liviandad juguetona que parecen letras de Astor Piazzola; no de otra manera desde la entrada Mary Poppins vuela prendida de su paraguas, recortada en la silueta de la luna que va rodando por Callao. Debemos dejar atrás todo temor de encontrarnos en este libro con los excesos de la pesadez, mala compañía siempre, y podemos entregarnos al vuelo a cielo abierto con toda libertad. Una hebra de humor, y otra de melancolía.
Este libro es una celebración de la vida y sus avatares, goces, misterios y desazones, escrito con fresco y desenfadado pulso juvenil, y que cumple a carta cabal con el primer mandamiento del decálogo de Billy Wilder: no aburrirás".
Sergio Ramírez