Este libro desarrolla la tesis de que el conocimiento y sus aledaños (las políticas de la ciencia y la innovación, el asesoramiento político a los gobiernos, la evaluación de las políticas públicas, la comprensión de las actuales transformaciones sociales o la competencia cognoscitiva de los reguladores) son ámbitos donde se decide no sólo la prosperidad económica sino, fundamentalmente, la calidad democrática. Las políticas del conocimiento y a través del conocimiento se nos han convertido en un asunto de ciudadanía democrática, donde nos jugamos muchos problemas teóricos pero, principalmente, la calidad de nuestro espacio público.