Peter está pasando por una etapa difícil de su vida. La ruptura de su relación y la pérdida del trabajo le llevan a una situación límite: todo su mundo se ha desmoronado de la noche a la mañana. Sintiéndose defraudado por su propia gente, se refugia en el alcohol, perdiéndose por las noches en los bares y tabernas, y encerrándose durante el día en su apartamento del barrio de la Latina de Madrid. Tras unos meses en la cuerda floja, gracias a la aparición de Sara y a la renovada relación con su padre, Peter empieza a remontar el vuelo. Precisamente es su padre el que le va a dar la oportunidad de iniciar una aventura que cambiará su vida.