Era un matrimonio sin consumar Aunque sir Reece Fitzroy y lady Anne Delasaine se habían casado por imperativo real, la verdadera unión entre ellos traería la ruina a sus familias. Así que Reece sabía que no podía obedecer al canto de sirena de Anne. Anne Delasaine no supo cómo reaccionar al darse cuenta de que los malévolos juegos de poder de sus hermanos la habían emparejado con el único caballero capaz de despertarle el alma. Lo que no sabía era si el precio que tendría que pagar por estar con él acabaría siendo demasiado elevado.