servicio de su misión principal: llevar la Cruz a los pueblos que aún no la conocían.
En las misiones jesuíticas de las zonas que actualmente corresponden al Canadá y al norte de los Estados Unidos, un puñado de hombres llenos de fe soportaron durísimas penalidades para predicar el Evangelio entre hurones, iroqueses, algonquinos y otras muchas tribus indias, recibiendo en algunos casos, la corona del martirio de manos de los mismos indios.