responder a las objeciones más comunes que
se hacen a la fe desde posturas agnósticas o
ateas. Lo hace desde el convencimiento de que
la fe y la razón no sólo son compatibles, sino
que apuntan en la misma dirección: hacia el
Logos encarnado que es Jesucristo.
Ya sea en respuesta a las objeciones o
proponiendo la verdad, se tratan temas como el
origen del universo, el darwinismo, las pruebas
clásicas de la existencia de Dios, el hombre
como ser naturalmente religioso, los milagros,
la finalidad del universo o la vida moral. La
argumentación, que aporta datos filosóficos,
teológicos y también científicos, intenta
mostrar que la razón humana sólo llega a la
plenitud en su búsqueda y contemplación de la
Verdad cuando se abre a la presencia de Dios.