La Córdoba de entre 1936 y 1950 sigue a La Córdoba de Julio Romero de Torres, también narrada por Primo Jurado en un anterior título de Almuzara. Es la Córdoba de la guerra y la posguerra, con sus tragedias y miserias, del nacionalcatolicismo y la interminable sucesión de alcaldes y gobernadores civiles, pero también de unos cordobeses que luchaban por salir adelante tras apagarse los rescoldos del enfrentamiento entre hermanos. Es la Córdoba del resurgir de la Semana Santa con diez nuevas hermandades, de las tardes del coso de los Tejares, de las noches en los cines de verano, de las carreras de motos en el Paseo de la Victoria y los primeros partidos en el estadio del Arcángel. Del ambiente mundano de la calle de la Plata y el postureo en el Bar Dunia. De hechos espeluznantes como el crimen de la calle San Pablo, o simpáticos como la visita del doctor Fleming. Y de grandes historias como las de la Librería Luque, la obra social del obispo fray Albino o el surgimiento de Cántico.
Juan José Primo Jurado, que tiene en su haber obras tan conocidas como La Córdoba de Julio Romero, Paseando por Córdoba, Teoría del séneca cordobés, Córdoba ciudad eterna o Iglesias de Córdoba, da con este libro un paso más en su análisis histórico y sociológico de la ciudad, retratando ahora con maestría a su mayor símbolo, Manolete, y la etapa más difícil de su historia. Una Córdoba de patio regado, pijama y mecedora, continuamente el ojo en el tragaluz que acecha y la mirada tras la persiana. Quizás, en el fondo, no tan distinta de la de tiempos más recientes.