Actualmente el derrumbe del mundo obrero tradicional está afectando a las personas que habían encontrado allí elementos para su construcción identitaria. El individuo desempleado no sólo no dispone de trabajo sino que también ha perdido algo que tiene que ver con sentirse útil, con el hecho de tener un lugar social. Paralelamente, el trabajo se sitúa en el centro de cualquier proceso de inclusión social tanto si se trata de jóvenes como de mujeres, parados de larga duración, ex drogodependientes, enfermos mentales o perceptores de una renta de inserción. Diferentes voces apuntan a que la caída de la autoridad ha promovido que el mercado de trabajo ocupe el lugar de un nuevo amo que regulará los vínculos sociales. Encontramos múltiples ejemplos: la formación en competencias laborales está sustituyendo los clásicos contenidos curriculares; las relaciones con la empresa se están convirtiendo en paradigmas de vínculo social; surgen programas en los que se realiza una actividad ocupacional sin que quede claro el estatuto de su participante, etcétera. Lo cierto es que la transformación de los cauces de acceso y permanencia en el mercado de trabajo está generando profundos cambios en los modos de socialización a él vinculados y que la integración por el empleo cobra renovada importancia justo en el momento en que ésta se desregula. Xavier Orteu aborda en este libro el interés de la educación social en reflexionar sobre estos cambios y plantea diferentes cuestiones relativas a cómo dar valor a la palabra del sujeto; cómo hacer posible una oferta educativa de inserción en las condiciones actuales del mercado; cómo situar la responsabilidad del sujeto o cómo transformar la queja en una oportunidad para el trabajo educativo. La reflexión sobre estas y otras cuestiones le permite realizar una propuesta metodológica para el trabajo educativo en el campo de la inserción laboral.