En su Diario de fábrica, testimonio excepcional de esta experiencia, el autor transcribe la angustia, el miedo y la degradación padecidos durante las jornadas de trabajo y recoge la rabia impotente, el hastío, la amargura, las lágrimas, las broncas, la preocupación por dormir, la extinción de la facultad de pensar, pero también los escasos momentos de luz fruto de algún inesperado gesto de amistad. Todo ello lo resumirá más tarde en una conocida frase al padre Perrin: «Estando en la fábrica, confundida a los ojos de todos y a mis propios ojos con la masa anónima, la desgracia de los otros entró en mi carne y en mi alma».
Pero, además de presentar este aprendizaje de la desdicha, los escritos reunidos en este libro constituyen una de las contribuciones más lúcidas a la reflexión contemporánea sobre el trabajo. A través del examen crítico de la llamada racionalización (el taylorismo), el autor propugna una ciencia de las máquinas y de la técnica que, en vez de esclavizar al hombre, se adapte a su percepción en el trabajo. Y concibe una espiritualidad del trabajo no servil que manifiesta la alegría y la desgracia inherentes al trabajo humano.
Se trata de la primera edición completa en español de la obra que incluye el Diario de fábrica, a parte de índices y otros materiales.