Hija primogénita de Isabel II, fue testigo primordial de la monarquía de su madre, marcada por la inestabilidad política. Tras su derrocamiento en 1868, La Chata vivió en el destierro en París. Personaje fundamental en la Restauración de su hermano Alfonso XII, regresó con él a Madrid en 1875 y participó decisivamente en la educación de su sobrino Alfonso XIII, junto a quien marchó al exilio con la proclamación de la II República.