En estas páginas se describen vivencias y recuerdos de la Botica de don Amable en años difíciles, protagonizados por los vecinos de aquellos años en los que la vida cotidiana era sencilla y modesta, poco desarrollada en lo económico y social, anormal en lo político y absorbente y autoritaria en lo religioso. Apenas había infraestructuras ni ayudas para nada; pero todas y cada una de las personas, con su buen hacer y su buena voluntad, se mostraron siempre dispuestas a ayudar a sus vecinos, a resolver sus problemas y a actuar en su favor. Por todo ello, estas páginas son, sin duda, unas líneas de la historia de Santomera, porque, entre otras vivencias, describen la angustia, la inquietud, las penas y, en fin, todo lo que caracteriza la reacción de las personas ante la enfermedad, que cuando irrumpe en nuestra vida pasa a primer plano, ya que se convierte en el principal motivo de preocupación, que, en nuestro pueblo y más en aquellos años, se agravaba por las penurias económicas de las familias que, en ?la botica?, encontraron siempre comprensión y facilidades para disponer de las medicinas, tan necesarias para conseguir, en muchos casos, la anhelada curación.